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Una "pool party" es lo que ha montado
THOM BROWNE para su colección de VERANO 2017. Toda una sala de azulejos de colores, como si en el interior de una piscina estuviéramos, recibían a las modelos al más estilo "housewife" de los 50 con problemas de tanorexia. Humor e ironía para una colección donde la estrella fundamental fue el efecto "trampantojo". Técnicas de lo más rebuscadas para simular chaquetas, camisas o jerséis a la cintura que están ahí pero que no están. Un paleta de colores centrada en los tonos pastel con un toque ácido que contrasta con la agresividad de los complementos, las gafas especialmente, y las melena leoninas. Como siempre, una oda a la imaginación y a la creatividad llena de mil detalles a descubrir.
José Ramón Rocabert.