Si hay algo que comparten todas y cada una de las cosas que encontramos en Celicioso es que ninguna lleva gluten. La idea de crear todo este surtido de placer para el paladar libre de gluten surgió, como casi todas las buenas ideas, a raíz de un problema. Hace seis años, Santiago, el propietario de Celicioso, se enteró de que su organismo había declarado la guerra a todo aquello que contuviera harina de trigo. O lo que es lo mismo, era celíaco.
Fue entonces cuando se dio cuenta de la gran cantidad de alimentos que pasaban a ser prohibidos en su dieta diaria, sobre todo cuando llegaba la hora del postre. Lejos de resignarse, decidió innovar y crear su propia línea de dulces caseros sin gluten. Con sólo 30 años, Santiago ha sabido crear un local en el que los casi 500.000 celiacos que hay en España puedan disfrutar de un suculento dulce sin dejarse el sueldo. Lo mejor es que, después de probar sus tartas es casi imposible diferenciarlas de una tarta elaborada con harina de trigo. Algo que puede parecer fácil pero que requiere mucha labor creativa para sustituir un ingrediente tan fundamental manteniendo todo el sabor.
De todas ellas, nos quedamos sin duda con la tarta Banoffe, sobre todo por lo inesperado que resulta su sabor. Nos encantó el equilibrio que guardan el plátano del bizcocho y su corazón cremoso de dulce de leche, sin llegar a ser demasiado dulce gracias al contraste que forma con el mascarpone que lleva por cobertura.