La capacidad de KARL LAGERFERLD para sorprender en su presentaciones de CHANEL no tiene limites. En esta ocasión, firma francesa a creado una CHANEL´S BRASSERIE en el interior del Grand Palais. Los camareros servían café a los invitados mientras que esperaban el comienzo de el show. Pero la elección del escenario no era casual. KARL LAGERFELD quería mostrar una colección mundana, real, donde la mayor parte de las prendas estaban orientadas al día a día. Casi podíamos ver a esas señoras clásicas e incluso carcas, con prendas de crochet, chaquetas acolchadas y faldas por debajo de la rodilla que quedan a tomar el té con pastas. Pero cuando esos look los colocas en una modelo 20 años más joven y 20 kilos más delgada, el look trasnochado pasa a ser algo divertido y incluso excéntrico. Pero, ¿cuál es la verdadera clienta de CHANEL? ¿La primera o la segunda?. Parece que LAGERFELD quiere jugar al despiste con los estereotipos establecidos. Señalar que sólo hubo un único modelo de zapato, bicolor y con el talón descubierto. Hacía 30 años que no se hacía este modelo y ya se ha convertido en el must-have de la temporada. Eso sí, por muy fans que podamos ser de CHANEL y su director creativo, no podemos perdonarle el vestido final con el que CARA DELEVIGNE cerraba el desfile con un aspecto de haberse comido cada uno de los platos que servían los camareros. Excuse moi.

José Ramón Rocabert.