Con un espíritu poético y un estilo capaz de mezclar el punk con elementos de la cultura tradicional japonesa, las prendas de Ann Demeulemeester siempre han presentado un carácter andrógino utilizando los colores blanco y negro como base para sus creaciones. La etiqueta "gótica", que numerosos medios le han aplicado a lo largo del tiempo, es una de las cosas que más odiaba.Tras 32 años en activo, el viernes anunciaba su despedida mediante una carta manuscrita a los principales medios de comunicación en la que explicaba "sentir haber cumplido con la misión de alcanzar su sueño juvenil de tener voz en el mundo de la moda", y también aseguraba "haber seguido siempre su propio camino" y sentir que "se inicia una nueva etapa tanto en su vida personal como en la firma Ann Demeulemeester y ha llegado el momento de que ambos caminos se separen". La carta no especifica las razones por las cuales la diseñadora ha tomado la decisión, aunque ha dejado claro que "confía totalmente en el equipo que se queda trabajando en la firma, y que ésta tiene ya su propia identidad y un legado que le permite seguir creciendo sin su presencia". Demeulemeester ha concretado que no va a atender a los medios ni a realizar más declaraciones. Su adiós es para siempre.
La firma, "huérfana" de madre, presentará las últimas colecciones firmadas por la diseñadora el próximo 27 de febrero en el marco de la semana de la moda de París, momento de la despedida de una creadora excepcional que tenía "el deber de creer en la belleza, la esperanza y la emoción y que quería mostrar eso en su trabajo". Durante una entrevista en 2010 decía: "Ésa es mi razón de ser. Si cuando muera la gente dice que aporté emoción al mundo de la moda, seré feliz".