Llevaba meses tanteando la jugada y por fin decidí ir a los cines Les Halles en el 1er arrondissement de París y sacarme la tarjeta UGC, un objeto precioso con el que, por 20 pavitos al mes, puedes ver todas las películas que se te antojen. Todas, sin límite. Caso ejemplar de eso que en tierras galas llaman la "excepción cultural" y que en lenguaje de andar por casa quiere decir que con la cultura, en Francia, no se jode. Igualito, igualito que en España...
En fin, que opto por estrenar mi nueva vida de cine sin freno con "La vie d´Adèle", la última peli laureada con la Palma de Oro en Cannes. La polémica lleva servida varias semanas en Francia a causa de las declaraciones de sus protagonistas, Adèle Exarchopoulos (premio para el que pronuncie su apellido a la primera) y Léa Seydoux, quienes, en un alarde de no se sabe qué, pusieron a parir al director Abdellatif Kechiche por su "insoportable método de trabajo durante el rodaje". Lo cierto es que durante el Festival de Cannes parecían encantadas con su experiencia y hasta soltaron la lagrimita delante de Kechiche cuando recogieron el tan ansiado galardón.