Mientras que son varios los nombres que han decidido abandonar la gran manzana para mostrar sus colecciones en Paris, MARC JACOBS, insignia de la moda americana más actual, decidía traer Paris a Nueva York con una colección que rendía homenaje a la Alta Costura y a los nombres que dominaron los 80 como MONTANA, MUGLER o YSL. Un homenaje consistente, no en una adaptación a los nuevos tiempos de sus siluetas, sino en una exageración de las mismas. Volúmenes inmensos en tafetán, abrigos gigantescos u hombros exagerados que difícilmente pasarían por muchas puertas. Pero esto podría no responder sólo a una peripecia estilística sino también a un mensaje alto y claro de "aquí estoy yo" en un momento donde la firma no pasa por su mejor momento económico y donde, incluso, MARC ve peligrar su hegemonía si confirma que JOHN TAGOT podría pasar a diseñar algunas de las colecciones. Aunque tampoco podemos dejar de lado ver esa oda al lujo como un mensaje irónico hacia la era TRUMP y su reducción de impuestos a los súper ricos al mismo tiempo que se reducen derechos en los demás ámbitos. En definitiva, una colección que no dejó indiferente a nadie y con múltiples lecturas.