Patricia Nieto.

Moda viva y cuerpos que hacen escena. Y, sobre todo, un homenaje a la libertad y al amor por la belleza sin complejos. Eso fue lo que vimos, y lo que sentimos, en la 2º EDICIÓN DE LA JUAN ESTA DE MODA que este año contó con el patrocinio de BRUNCH MAGAZINE. Con tamaño happening, LA JUAN GALLERY firmaba un nuevo capítulo de la estética en sí misma performática que marca el paso de la moda española más atrevida.

La genialidad de ALEX DE LA CROIX, comisario del evento, ha sido saber juntar a las principales caras de esta especie de nueva ola del arte de la performance y de la moda donde el género, la identidad y el deseo reivindican su composición múltiple y su teatralidad congénita. Todo un pulso a las definiciones del diccionario, tan aburridas y tan limitadas, que activó los motores de la emoción de todos los que pudimos asistir al imponente despliegue de tableaux vivants que bañaron los dos pisos de la galería.

Entre otros atractivos, pudimos ver a ANTONIO ALVARADO en un comeback de altura con una pieza roja en movimiento que hizo volar las retinas. Flanqueado por una virginal propuesta de MANEMANE, ANDRES GALLARDO, en su línea de buen gusto extremo, construyó un sublime altar (haciendo un guiño a la campaña creada por la set designer ILDUARA VANDALL) con un cuerpo cubierto de rosas (cayeron lágrimas...); OLIVA, la nueva línea de JUANJO OLIVA, protagonizó una delicada performance à deux que en nada tuvo que envidiar a los mejores momentos de la ABRAMOVIC (RODRI LAGUNA estaba para morirse de amor); PALOMO SPAIN siguió estirando el dilema del cuerpo-delito con una pieza en blanco acurrucada sobre esculturas de IWASEARLY y PETER SPOSITO sorprendió con una provocativa pieza que bailaba entre el sado y la pureza; ALEX HENKES jugó a las sillas con una intervención sobria y deconstruida y AMADOMIO intervino con una propuesta de contrastes; los chicos de NOUMAN, también en blanco, hicieron un guiño contemporáneo a Narciso y los siempre deliciosos hermanos PEITEADO mostraron una nueva faceta de su camaleonismo rococó de la mano de SANSANONANAS.

Como colofón del evento, un desfile en plena calle: el asfalto se convirtió en pasarela y, entre pitiditos de coche y miradas atónitas de los vecinos, los allí presentes pudimos deleitarnos con un paseíllo colectivo que culminaba con una novia firmada por WELLNESS y encarnada por la maravillosa performer AALIYAH ROSALES, quien minutos antes tejía sus TRAPOS ROSALES en la vitrina de la galería . Dos horas que dieron como resultado un profundo chute estético (¿y ético?) que seguro entrará a formar parte de los anales de la memoria visual de muchos.

Por allí pululó lo más granado del mundo millenial y una buena representación de artistas patrios habituales de los márgenes y el underground. Todo un viaje, el de LA JUAN ESTA DE MODA, que supo hacer de la calle un territorio de ensoñación y de la moda y sus cuerpos un espacio abierto para la recreación. ¿Pero no es ésa una de las funciones del arte?