Si un tipo como Sigmund Freud, que se pasó dos tercios de su existencia haciendo teorías sobre lo femenino, dejó escrito al final de sus días que la gran duda de su vida seguía siendo la pregunta ¿qué quiere una mujer?, la cosa se intuye peliaguda. Esta pregunta sobre l´éternel féminin ha sido sin duda también uno de los principales estímulos del trabajo artístico a lo largo de la historia, sin que varios cientos de obras maestras, tratados estéticos y novelas de excepción hayan podido agotar la espinosa cuestión. Y tanto mejor, pensamos nosotros, porque esa "historia interminable" dice algo de la condición no totalizable de la mujer y, por lo tanto, deja siempre abierta y en suspenso la pregunta por su deseo.
Lo cierto es que no debe resultar nada fácil trabajar sobre la supuestamente irresoluble paradoja que define a la condición femenina sin caer en banales clichés o relatos hombrefóbicos. Por eso es muy de celebrar que existan mujeres artistas como la fotógrafa americana Patty Carroll capaces de poner sobre el tapete algunas de las contradicciones, deseos y prisiones que determinan el universo femenino de una forma tan cruda como estéticamente atractiva
Su proyecto Anonymous Women es el tremendo desafío fotográfico y narrativo que Patty Carroll lleva construyendo desde hace más de veinte años. Una obra hecha a base de capítulos que exploran los enigmas de la identidad femenina y su relación con el mundo doméstico y que ha evolucionado al ritmo de la vida de la artista: comenzó en Londres a principios de los años 90 y culmina (no sabemos si temporalmente o no) con una última serie en 2016 y la publicación de un libro en enero de 2017.