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PATTY CARROLL: PARADOJAS DE LO FEMENINO Y LO DOMÉSTICO

  • Si un tipo como Sigmund Freud, que se pasó dos tercios de su existencia haciendo teorías sobre lo femenino, dejó escrito al final de sus días que la gran duda de su vida seguía siendo la pregunta ¿qué quiere una mujer?, la cosa se intuye peliaguda. Esta pregunta sobre l´éternel féminin ha sido sin duda también uno de los principales estímulos del trabajo artístico a lo largo de la historia, sin que varios cientos de obras maestras, tratados estéticos y novelas de excepción hayan podido agotar la espinosa cuestión. Y tanto mejor, pensamos nosotros, porque esa "historia interminable" dice algo de la condición no totalizable de la mujer y, por lo tanto, deja siempre abierta y en suspenso la pregunta por su deseo.

    Lo cierto es que no debe resultar nada fácil trabajar sobre la supuestamente irresoluble paradoja que define a la condición femenina sin caer en banales clichés o relatos hombrefóbicos. Por eso es muy de celebrar que existan mujeres artistas como la fotógrafa americana Patty Carroll capaces de poner sobre el tapete algunas de las contradicciones, deseos y prisiones que determinan el universo femenino de una forma tan cruda como estéticamente atractiva

    Su proyecto Anonymous Women es el tremendo desafío fotográfico y narrativo que Patty Carroll lleva construyendo desde hace más de veinte años. Una obra hecha a base de capítulos que exploran los enigmas de la identidad femenina y su relación con el mundo doméstico y que ha evolucionado al ritmo de la vida de la artista: comenzó en Londres a principios de los años 90 y culmina (no sabemos si temporalmente o no) con una última serie en 2016 y la publicación de un libro en enero de 2017.

  • Anonymous Women comienza con HEADS, una serie de retratos de mujeres velados por objetos de la vida doméstica: alimentos, materiales de limpieza o elementos de decoración esconden en cada imagen el rostro de una mujer devorada por la sempiterna obligación de ser perfecta en todas sus acciones y conductas. Las imágenes, sencillas pero de estética eficaz, rezuman un grito silencioso de la mujer anónima que en algún momento somos todas y ponen el dedo en la llaga de la chaladura que padecemos ante el exceso de expectativas que contrarían nuestra existencia.

  • La siguiente parte del proyecto, DRAPED, ironiza sobre la relación casi mimética que la mujer establece con su propia vida doméstica. La casa se presenta como espacio de confort pero también como prisión, una suerte de camuflaje de la identidad femenina que aparece cuando la decoración se convierte en obsesión y los objetos en veladuras de frustración. Las imágenes de Carroll, M-A-R-A-V-I-L-L-O-S-A-S, se construyen en un claro guiño a las estatuas del Renacimiento donde lo femenino se encarna en figuras cubiertas por distintos mantos: vírgenes, monjas, santas o devotas, entre otras. Composiciones verdaderamente fascinantes, repletas de juegos de volúmenes, trampantojos y un gusto por la combinación de colores que quita el sentido.

  • Anonymous Women sigue su andadura con RECONSTRUCTED, una nueva versión de lo femenino entrampado en diversos velos: en este caso en el invisible halo de los objetos domésticos. Plantas, muebles, papeles pintados, zapatos o bolsos denuncian, con una estética colorista e irónica por saturación, la obsesión por las cosas y la deriva casi psicótica que la acumulación impone en el universo femenino. Una nueva puesta en jaque del "ser es tener" que define la sociedad contemporánea y que pone en evidencia el riesgo de la desaparición ante la avalancha de objetos.

  • El último pelotazo del proyecto se llama DEMISE, un delirio visual en toda regla que traduce el colapso final de la mujer por el espacio doméstico: obsesiones, objetos y actividades parecen desgarrar, literalmente, lo femenino: el cuerpo de la mujer anónima aparece fragmentado en extremidades inconexas, enloquecido por el desorden de cocinas, salones y dormitorios que configuran nuevas escenas inquietantes y hechizantes a partes iguales. La maestría de las composiciones y el sentido del humor siguen siendo el sello de la Carroll, que cierra su ANONYMOUS WOMEN con una apuesta que roza a la belleza con lo macabro.

    Un chute visual, el de ANONYMOUS WOMEN, que bien merece las decenas de premios y exposiciones que el proyecto ha protagonizado a lo largo y ancho del planeta, desde Pekín o Shanghai hasta Chicago. Así que crucemos los dedos para que las mujeres anónimas de Patty Carroll aterricen en alguna galería española!

  • Si un tipo como Sigmund Freud, que se pasó dos tercios de su existencia haciendo teorías sobre lo femenino, dejó escrito al final de sus días que la gran duda de su vida seguía siendo la pregunta ¿qué quiere una mujer?, la cosa se intuye peliaguda. Esta pregunta sobre l´éternel féminin ha sido sin duda también uno de los principales estímulos del trabajo artístico a lo largo de la historia, sin que varios cientos de obras maestras, tratados estéticos y novelas de excepción hayan podido agotar la espinosa cuestión. Y tanto mejor, pensamos nosotros, porque esa "historia interminable" dice algo de la condición no totalizable de la mujer y, por lo tanto, deja siempre abierta y en suspenso la pregunta por su deseo.

    Lo cierto es que no debe resultar nada fácil trabajar sobre la supuestamente irresoluble paradoja que define a la condición femenina sin caer en banales clichés o relatos hombrefóbicos. Por eso es muy de celebrar que existan mujeres artistas como la fotógrafa americana Patty Carroll capaces de poner sobre el tapete algunas de las contradicciones, deseos y prisiones que determinan el universo femenino de una forma tan cruda como estéticamente atractiva

    Su proyecto Anonymous Women es el tremendo desafío fotográfico y narrativo que Patty Carroll lleva construyendo desde hace más de veinte años. Una obra hecha a base de capítulos que exploran los enigmas de la identidad femenina y su relación con el mundo doméstico y que ha evolucionado al ritmo de la vida de la artista: comenzó en Londres a principios de los años 90 y culmina (no sabemos si temporalmente o no) con una última serie en 2016 y la publicación de un libro en enero de 2017.

  • Anonymous Women comienza con HEADS, una serie de retratos de mujeres velados por objetos de la vida doméstica: alimentos, materiales de limpieza o elementos de decoración esconden en cada imagen el rostro de una mujer devorada por la sempiterna obligación de ser perfecta en todas sus acciones y conductas. Las imágenes, sencillas pero de estética eficaz, rezuman un grito silencioso de la mujer anónima que en algún momento somos todas y ponen el dedo en la llaga de la chaladura que padecemos ante el exceso de expectativas que contrarían nuestra existencia.

  • La siguiente parte del proyecto, DRAPED, ironiza sobre la relación casi mimética que la mujer establece con su propia vida doméstica. La casa se presenta como espacio de confort pero también como prisión, una suerte de camuflaje de la identidad femenina que aparece cuando la decoración se convierte en obsesión y los objetos en veladuras de frustración. Las imágenes de Carroll, M-A-R-A-V-I-L-L-O-S-A-S, se construyen en un claro guiño a las estatuas del Renacimiento donde lo femenino se encarna en figuras cubiertas por distintos mantos: vírgenes, monjas, santas o devotas, entre otras. Composiciones verdaderamente fascinantes, repletas de juegos de volúmenes, trampantojos y un gusto por la combinación de colores que quita el sentido.

  • Anonymous Women sigue su andadura con RECONSTRUCTED, una nueva versión de lo femenino entrampado en diversos velos: en este caso en el invisible halo de los objetos domésticos. Plantas, muebles, papeles pintados, zapatos o bolsos denuncian, con una estética colorista e irónica por saturación, la obsesión por las cosas y la deriva casi psicótica que la acumulación impone en el universo femenino. Una nueva puesta en jaque del "ser es tener" que define la sociedad contemporánea y que pone en evidencia el riesgo de la desaparición ante la avalancha de objetos.

  • El último pelotazo del proyecto se llama DEMISE, un delirio visual en toda regla que traduce el colapso final de la mujer por el espacio doméstico: obsesiones, objetos y actividades parecen desgarrar, literalmente, lo femenino: el cuerpo de la mujer anónima aparece fragmentado en extremidades inconexas, enloquecido por el desorden de cocinas, salones y dormitorios que configuran nuevas escenas inquietantes y hechizantes a partes iguales. La maestría de las composiciones y el sentido del humor siguen siendo el sello de la Carroll, que cierra su ANONYMOUS WOMEN con una apuesta que roza a la belleza con lo macabro.

    Un chute visual, el de ANONYMOUS WOMEN, que bien merece las decenas de premios y exposiciones que el proyecto ha protagonizado a lo largo y ancho del planeta, desde Pekín o Shanghai hasta Chicago. Así que crucemos los dedos para que las mujeres anónimas de Patty Carroll aterricen en alguna galería española!

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