ADIÓS CON EL CORAZÓN
2016 ha sido un año siniestro que se ha llevado a muchos de los principales iconos contemporáneos. En cuestiones de moda, nos tocaba empezar el año llorando a André Courrèges, quien ultra-modernizó el look femenino en los 70 siendo uno de los padres de la mini-falda. Unos días más tarde y recién sacado su último y oscuro trabajo, nos dejaba uno de los más grandes artistas y referentes estéticos del siglo XX: David Bowie, el hombre que vino del espacio vestido de Kansai Yamamoto, que antes había sido mod y gender fluid, que vestía trajes de Yves Saint Laurent y que le encargó a un entonces jovencísimo Alexander McQueen una levita con la Union Jack repleta de quemaduras. Y sobretodo que ha sido referente e inspiración para grandes diseñadores como Hedi Slimane o Phoebe Philo.
Después se fueron Prince y su peculiar look, Bill Cunningham, el padre de la fotografía street style e incansable cazador de belleza en las calles de Nueva York. Richard Nicoll, diseñador británico con tan solo 38 años que en enero se incorporaba como director creativo de Adidas. China Machado, modelo exótica, musa de Richard Avedon y editora de moda que había vuelto a subir a la pasarela a sus 80 años. Y para rematar el año de muerte y destrucción en fechas navideñas: Franca Sozzani, directora de Vogue Italia y Carrie Fisher, cuyo estilo encarnando a la princesa Leia en la saga Star Wars ha sido un referente para varias generaciones. Como si de una broma macabra se tratara, su madre moría al día siguiente: Debbie Reynolds, la mujer que nos hizo bailar bajo la lluvia y que ha lucido como nadie el chubasquero y las botas de agua.
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