La ligereza, la elegancia de sus formas y el deleite que generan sus movimientos son atributos fundamentales de los cisnes. Estas aves mitológicas, rabiosamente bellas, han fascinado a filósofos, poetas y artistas desde los comienzos de la historia misma. Los aires de grandeza con toques de fragilidad y una actitud que linda con la insolencia (un cuello extremadamente estirado y un plumaje majestuoso) sirvieron a Truman Capote para comparar a este animal delicado con otro ser vivo perteneciente al género humano: la jet-set.
Esta particular especie, poblada por un repertorio de nombres propios de porte aristocrático, ha tenido -como los lagos de los cisnes- sus escenarios exclusivos: playas, estaciones de esquí, yates opulentos, mansiones que quitan la respiración... Y, también ellos, han tenido una vida marcada por los altos vuelos: de Acapulco a Cap-Ferrat, de Hollywood a Suiza pasando por Mónaco o las Islas Griegas, los VIP de la clase humana han hecho de su existencia un paraíso realizado bañado por el brillo del champagne, la exclusividad y la fantasía.
Los años 50 fueron la época dorada de una alta sociedad que ha dejado leyendas como Jackie Kennedy, Aristóteles Onasis, Grace Kelly, Gloria Guinnes o Babe Paley.
Para ilustrar las maravillas de este periodo marcado por el dinero, el glamour y los excesos sin sentimiento de culpa, el periodista e historiador americano Nicholas Foulkes ha publicado recientemente el libro Swans: Legends of Jet Society.