Las contradicciones del trabajo en joyería de Charlotte Chesnais convierten sus piezas en obras únicas. Tiene la osadía de experimentar creando formas escultóricas y sin embargo sus joyas son clásicas y atemporales. De una elegancia extrema que reta la percepción de los sentidos.
En sí mismas, las líneas puras y suaves se convierten en gestos aparentemente agresivos que simulan forzar la anatomía humana. Y sin embargo se adpatan a las formas del cuerpo con ansoluta ergonomía. Esa sofisticación formal es la cuadratura del círculo que cualquier creador busca: forzar la originalidad cosiguiendo un producto impecable.
Chesnais no es ninguna recién llegada al mundo de la joyería. Después de estudiar en el Studio Berçot en París, se unió a Balenciaga junto a Nicolas Ghesquière. Durante nueve años, trabajó en las colecciones de prêt-à-porter y pilotó el lanzamiento de la línea de joyería de casa francesa.
Tras un periodo en el que asesoró a diferentes firmas, entre ellas a Paco Rabanne, con quien todavía colabora en sus artículos de cuero y joyería, en 2015 lanza su propia marca epónima y es galardonada con el prestigioso premio ANDAM Fashion Accessories.
Esta recompensa marca su primera colección, una mezcla de líneas gráficas y fluidas, conceptos básicos rediseñados y formas abstractas que crean un conjunto de pequeñas esculturas.
Las piezas de Chesnais pueden encontrarse en exclusiva en Ekseption.
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