Welcome to Tijuana, tequila sexo y marihuana... Nos levantamos esa mañana en San Diego y coger el tranvía que en menos de 20 minutos te pone Mexico resultaba demasiado tentador, así que una hora después allí estábamos, como unos spring breakers cualquiera, a las puertas de la ciudad fronteriza más famosa y transitada del mundo.
Entrar en Tijuana desde Estados Unidos te hace sentir un poco Bonnie Parker, con todos esos soldados americanos armados hasta los dientes vigilando sin decir ni pío porque la gente no entra sino que sale, así que a ellos plim: ni el pasaporte te piden. Cuando quieres darte cuenta estás en otro país al que podrías haber accedido plácidamente siendo una asesina criminal tiene su puntito.
Tijuana es mucho más que el patio de recreo de miles de californianos: es una ciudad vibrante y amable, desvencijada y rabiosamente vanguardista a partes iguales, donde se nota que cualquier tiempo pasado fue mejor... y peor. Lugar seguro, aunque haya quien piensa lo contrario por los episodios de violencia que vivió la ciudad en los 80 y 90 cuando la Baja California estaba bajo el yugo del cártel Arellano Félix y su ejército de sicarios. Mucho ha llovido desde entonces y los locales se esfuerzan sobremanera en mostrar que ahora todo es diferente.