En 2017, Instagram sigue brindándonos perlas de lo más entretenidas. En esta ocasión hemos caído en el museo virtual de Francesco Vullo, un jovencisísimo artista siciliano que a sus veintipocos rebosa ingenio por todos los poros.

Licenciado en 2016 en animación e ilustración en el IED de Milán, el italiano es autor de un trabajo plagado de cultura millenial, vida 3.0 y una aguda ironía crítica. En clave de selfie y de redes sociales, el artista propone una sugerente colección de creaciones visuales absurdas y llenas de gracia, como manda la tradición surrealista. Así, Vullo saca de sus casillas a motivos y objetos de la vida corriente y nos muestra propuestas delirantes como donuts convertidos en coleteros, planchas simulando tiburones, polos helados de cactus (para los más deslenguados), labios de silicona envasados al vacío listos para selfiear, tostadores con sello Chanel o alcantarillas con tapas de Oreo, entre otros.

Especialmente cachondos nos parecen sus "remakes" de pinturas clásicas y modernas que nos dejan lavadoras que centrifugan al ritmo de las olas del japonés Hakusai; parejas del Romanticismo que renuevan su seducción a golpe de emoticonos y likes; Trump desmelenado por el soplo de personajes de Boticelli, los American Gothic de Grant Wood en modo selfie; el caminante sobre el mar de Caspar D. Friedrich vislumbrando entre la niebla un logo de McDonals; o un David de Miguel Ángel con taparrabos estilo Sitges.

Su cuenta de Instagram ya luce 69 mil seguidores y su web acumula visitas y propuestas de colaboración para marcas y publicaciones internacionales. No te lo pierdas!.

Laura Suarez.

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