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CULTURA BASURA: MADAMISMO, PURPURINA Y UNDERGROUND EN LA TÉRMICA

  • España ha sido siempre un país de contrastes exagerados. Ésa es una de sus más maravillosas virtudes. Existen pocos lugares en el mundo con una cultura tan fina de devotas y travestis, premios nobel y estafadores profesionales, militares y copleras, sana cocina mediterránea y fritanga a puntapala. Un país donde la alta cuna y los bajos fondos han compartido y comparten sin complejos los humos y los carmines de noches eternas de sudor desenfrenado. España, más que una marca, es un concepto que aglutina todas las contradicciones de una modernidad que basó su estilo de vida en la acumulación, el exceso y la basura. Y resulta que hay algunos que han decidido hacer de eso una fiesta y brindar las gracias de nuestro país de extremos por todo lo alto.

    Una fiesta pide una madrina, invitados y regalos. Y las tres cosas se dieron cita en el festival CULTURA BASURA, celebrado en La Térmica de Málaga. Una chispeante Topacio Fresh fue la inigualable maestra de ceremonias de un encuentro en torno a los encantos del trash y al padre indiscutible de una estética convertida en culto: el mismísimo John Waters. No vamos a negar que nuestro corazoncito postmoderno se paró cuando vimos desfilar, a ritmo de un "A quién le importa" en versión comparsa, al creador del mito de Divine por los pasillos del centro cultural malagueño.

  • TOPACIO FRESH (en el centro) con algunos de los artistas que participan en CULTURA BASURA

    Con ellos, una buena representación de la flor y la nata de la purpurina y el underground nacional: Alaska y Mario se codeaban con Alejandro Palomo, Alex de la Croix y su inseparable Aaliyah Rosales; algunas de las damas de las "Pieles" de Eduardo Casanova intercambiaban gritos y guiños con las camaleónicas Cherilyn Divine, Carmen Hierbabuena, Christian Lacroix o Divino; Valeria Vegas regalaba sonrisas a Nazario y Cintia Lund mientras Soy una Pringada y Jedet compartían susurros y perritos calientes. La revancha del travestismo, lo ha llamado Alaska, aunque a nosotros nos gusta más hablar de madamismo contemporáneo: una mezcla de estética coplera, aires de Semana Santa y señorismo de clase media con bien de laca y perfume floral.

  • PIELES de Eduardo Casanova.

    PINK FALMINGOS de John Waters.

    En CULTURA BASURA, películas, entrevistas y una exposición (Bad Taste) dieron un lugar a aquello que en nuestras sociedades bienpensantes no lo tiene. Una apuesta por lo distinto en lo estético que pone de manifiesto el enorme calado ético de los artistas entregados a la causa del desperdicio. Y ahí entran Nazario y su maravillosa Anarcoma, Waters con Divine, el activismo queer de las imágenes de Bruce La Bruce, Fabio McNamara y Costus, Ocaña y su madamismo folclórico desacomplejado (homenajeado con las piezas de Ofrendas Clandestinas), La Veneno retratada por Matías Uris y las pinturas de Leo Peralta, Cristóbal Tabares u Octavio Terol, entre otros.



    Lo kitsch y el trash son los ingredientes clave de una estética mamarracha convertida en objeto de culto que ha encontrado en la televisión y en la prensa de corazón su mejor formato. Quién puede olvidar las peleas entre divas de la pantalla como Lola Flores y Sofía Loren, el fenómeno nacional del Tamarismo, las tetas de Sabrina y las Mama Chicho, las perlas picantes de La Veneno y Carmen de Mairena y a toda aquella legión freak de Crónicas Marcianas. Todo un chute de basura sentimental, como bien lo ha definido Topacio Fresh, que no ha hecho más que ganar adeptos a sus filas en las últimas décadas. De ahí el valor de CULTURA BASURA: un guiño militante hacia el hechizo que destila la fealdad de los bajos fondos en las retinas de una sociedad demasiado acostumbrada a los planos de superficie.

  • Obras de BRUCE LABRUCE y LEO PERALTA.

    Como toda fiesta, la de CULTURA BASURA tuvo sus momentos estelares. ¿Nuestros grandes flechazos? El primero, esa criatura tan asquerosamente bella y auténtica llamada Jedet, una reina que engatusó a los asistentes con un pinchadismo lleno de perlas de los noventa y los dosmil. El segundo, la intervención en la mesa redonda "Cultura Basura: intención o ingenuidad" de Soy una pringada, ese personaje de estética atragantable y tan radicalmente lúcida en su desfachatez que dan ganas de subirla a una tribuna parlamentaria.

    Y, desde luego, el regalo más esperado del festival. La charla entre Alaska y John Waters: un diálogo entre dos iconos lleno de respeto, diversión y mucho sentido común que hizo saltar más de una lágrima.

  • Obras de MATIAS URIS y OCTAVIO TEROL.

    Lo que hicieron Topacio Fresh, La Térmica y sus invitados fue ponerle imagen con forma de fiesta y de buen gusto a las palabras del filósofo maldito: "los desechos, los escombros, los desperdicios no son algo que haya que condenar en sí: son una consecuencia necesaria de la vida. El fenómeno de la décadence es tan necesario como cualquier progreso y avance de la vida: no está en nuestras manos eliminarlo".

    Así que nadie se despiste: es necesario tener muy buen gusto para llegar a entender el mal gusto. Palabra de John Waters.

    Laura Suárez.

  • España ha sido siempre un país de contrastes exagerados. Ésa es una de sus más maravillosas virtudes. Existen pocos lugares en el mundo con una cultura tan fina de devotas y travestis, premios nobel y estafadores profesionales, militares y copleras, sana cocina mediterránea y fritanga a puntapala. Un país donde la alta cuna y los bajos fondos han compartido y comparten sin complejos los humos y los carmines de noches eternas de sudor desenfrenado. España, más que una marca, es un concepto que aglutina todas las contradicciones de una modernidad que basó su estilo de vida en la acumulación, el exceso y la basura. Y resulta que hay algunos que han decidido hacer de eso una fiesta y brindar las gracias de nuestro país de extremos por todo lo alto.

    Una fiesta pide una madrina, invitados y regalos. Y las tres cosas se dieron cita en el festival CULTURA BASURA, celebrado en La Térmica de Málaga. Una chispeante Topacio Fresh fue la inigualable maestra de ceremonias de un encuentro en torno a los encantos del trash y al padre indiscutible de una estética convertida en culto: el mismísimo John Waters. No vamos a negar que nuestro corazoncito postmoderno se paró cuando vimos desfilar, a ritmo de un "A quién le importa" en versión comparsa, al creador del mito de Divine por los pasillos del centro cultural malagueño.

  • TOPACIO FRESH (en el centro) con algunos de los artistas que participan en CULTURA BASURA

    Con ellos, una buena representación de la flor y la nata de la purpurina y el underground nacional: Alaska y Mario se codeaban con Alejandro Palomo, Alex de la Croix y su inseparable Aaliyah Rosales; algunas de las damas de las "Pieles" de Eduardo Casanova intercambiaban gritos y guiños con las camaleónicas Cherilyn Divine, Carmen Hierbabuena, Christian Lacroix o Divino; Valeria Vegas regalaba sonrisas a Nazario y Cintia Lund mientras Soy una Pringada y Jedet compartían susurros y perritos calientes. La revancha del travestismo, lo ha llamado Alaska, aunque a nosotros nos gusta más hablar de madamismo contemporáneo: una mezcla de estética coplera, aires de Semana Santa y señorismo de clase media con bien de laca y perfume floral.

  • PIELES de Eduardo Casanova.

    PINK FALMINGOS de John Waters.

    En CULTURA BASURA, películas, entrevistas y una exposición (Bad Taste) dieron un lugar a aquello que en nuestras sociedades bienpensantes no lo tiene. Una apuesta por lo distinto en lo estético que pone de manifiesto el enorme calado ético de los artistas entregados a la causa del desperdicio. Y ahí entran Nazario y su maravillosa Anarcoma, Waters con Divine, el activismo queer de las imágenes de Bruce La Bruce, Fabio McNamara y Costus, Ocaña y su madamismo folclórico desacomplejado (homenajeado con las piezas de Ofrendas Clandestinas), La Veneno retratada por Matías Uris y las pinturas de Leo Peralta, Cristóbal Tabares u Octavio Terol, entre otros.



    Lo kitsch y el trash son los ingredientes clave de una estética mamarracha convertida en objeto de culto que ha encontrado en la televisión y en la prensa de corazón su mejor formato. Quién puede olvidar las peleas entre divas de la pantalla como Lola Flores y Sofía Loren, el fenómeno nacional del Tamarismo, las tetas de Sabrina y las Mama Chicho, las perlas picantes de La Veneno y Carmen de Mairena y a toda aquella legión freak de Crónicas Marcianas. Todo un chute de basura sentimental, como bien lo ha definido Topacio Fresh, que no ha hecho más que ganar adeptos a sus filas en las últimas décadas. De ahí el valor de CULTURA BASURA: un guiño militante hacia el hechizo que destila la fealdad de los bajos fondos en las retinas de una sociedad demasiado acostumbrada a los planos de superficie.

  • Obras de BRUCE LABRUCE y LEO PERALTA.

    Como toda fiesta, la de CULTURA BASURA tuvo sus momentos estelares. ¿Nuestros grandes flechazos? El primero, esa criatura tan asquerosamente bella y auténtica llamada Jedet, una reina que engatusó a los asistentes con un pinchadismo lleno de perlas de los noventa y los dosmil. El segundo, la intervención en la mesa redonda "Cultura Basura: intención o ingenuidad" de Soy una pringada, ese personaje de estética atragantable y tan radicalmente lúcida en su desfachatez que dan ganas de subirla a una tribuna parlamentaria.

    Y, desde luego, el regalo más esperado del festival. La charla entre Alaska y John Waters: un diálogo entre dos iconos lleno de respeto, diversión y mucho sentido común que hizo saltar más de una lágrima.

  • Obras de MATIAS URIS y OCTAVIO TEROL.

    Lo que hicieron Topacio Fresh, La Térmica y sus invitados fue ponerle imagen con forma de fiesta y de buen gusto a las palabras del filósofo maldito: "los desechos, los escombros, los desperdicios no son algo que haya que condenar en sí: son una consecuencia necesaria de la vida. El fenómeno de la décadence es tan necesario como cualquier progreso y avance de la vida: no está en nuestras manos eliminarlo".

    Así que nadie se despiste: es necesario tener muy buen gusto para llegar a entender el mal gusto. Palabra de John Waters.

    Laura Suárez.

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