Brunch Magazine | Una revista de moda para gente que no lee revistas de moda

CUATRO DESTINOS PARA PERDERTE CUATRO DIAS ESTA SEMANA SANTA

  • ¿Estamos al comienzo de la Semana Santa y aún no has decidido que hacer?. ¿Huyes de planes de playa a precios desorbitantes y con enormes colas para todo?.

    En BRUNCH MAGAZINE te proponemos cuatro planes que aún estás a tiempo para hacer y par los que cuatro días son suficientes. Lugares donde podrás relajarte y disfrutar del entorno a partes iguales. Cuatro lugares de los que ya has oído pero que igual ya va siendo hora que veas. Cuatro lugares para que desconectes del mundo, singulares e interesantes para que vuelvas de tus vacaciones con una sonrisa enorme y cargado de energía.

    ¡Haz las maletas que nos vamos!.

  • CROACIA:

    El destino perfecto para aquellos que quieran huir de la urbe y perderse en la naturaleza. Y es que Croacia enamora. Bañada por el Adriático, la tierra de las mil islas ofrece a sus visitantes calas desiertas de aguas turquesa, parques naturales, ciudades medievales con siglos de historia en cada piedra, gastronomía y mucha, mucha cultura.

    Una de estas joyas arquitectónicas es el Palacio Diocleciano, ubicado en el centro histórico de Split. Un lugar que rebosa vida y variedad con el continuo ir y venir de los ferrys. Coged uno de ellos para descubrir la encantadora isla de Hvar. Tan impronunciable como sorprendente, en esta isla parece que el tiempo ha pasado de largo sin dejar huella y si no fuera por los smartphones y los palos selfie de los viajeros costaría creer que nos encontramos en pleno siglo XXI. Disfrutad de un tranquilo paseo por sus callejuelas y plazas a orillas del mar. Aquí también podréis comprar uno de los regalos más típicos de Croacia, realizados por artesanos de la zona con la lavanda como ingrediente común. Desde cremas hasta bolsitas aromáticas para el armario. Si lo que os va es la aventura, es posible alquilar una pequeña embarcación y convertiros en los amos y señores de alguno de sus islotes de aguas cristalinas, al menos por unas horas. Y al atardecer, para acabar bien el día, un mojito en una de las hamacas de la playa de Bol, en un ambiente chill out.

  • Visita obligada también merece Duvrovnik, la "perla del Adriático", prueba inequívoca de la gran belleza que ofrece esta tierra. Al sur de la costa croata, esta ciudad de piedra permite que los turistas que cruzan sus muros puedan remontarse a la Edad Media. Los más seriéfilos reconocerán algunos de los escenarios utilizados en Juego de Tronos para recrear Desembarco del Rey.

    Aunque dejamos lo mejor para el final... Los lagos de Plitvice son, sin duda, el lugar más espectacular de toda Croacia. Un manto de aguas cristalinas sobre las que es posible caminar gracias a los pequeños puentes de madera que atraviesan los lagos y con los que es posible adentrarte en el paisaje. Aquí, donde agua y tierra se confunden, las prisas, el estrés y las preocupaciones desaparecen.

  • CINQUE TERRE:

    Quizá el rincón más coqueto de la Ligurie, Cinque Terre se presenta como un destino ideal para visitar en Semana Santa. No os preocupéis porque tendréis tiempo de sobra para visitar estos cinco acogedores pueblecitos de alma pesquera, a cual más encantador. Casas de numerosas formas y tamaños se encaraman a los acantilados sin orden aparente dando forma a un lienzo colorido en contraste con la negrura de la piedra y el intenso azul del mar.

    Te recomendamos que empecéis vuestra visita en Riomaggiore y hagáis la primera parada en Manarola para comer. Tranquilo, las empinadas cuestas que tanto atractivo arrojan a estas localidades harán trabajar vuestras piernas y evitarán que os remuerda la conciencia si os regaláis una buena comilona. Como no podía ser de otra manera, la pesca, modo de vida de estas localidades desde sus inicios, es el ingrediente estrella de la gastronomía en estos lugares. Prueba el pescado de la zona al horno. Incluso si eres un carnívoro empedernido y sólo comes pescado en los chiringuitos de la playa, te gustará. Y de primero, unos gnocci o fetuccini al pesto, cuyo lugar originario lo encontramos a tan sólo pocos kilómetros, en la ciudad de Génova. También puedes optar por una mezcla de ambos: spaguetti al frutto di mare, con mejillones, almejas y una salsa para morirse del gusto.

  • Para moveros de un lugar a otro podréis coger el tren o incluso el ferry. También es posible ir a pie por los senderos que rodeando la linde de tierra conectan varios de ellos, como por ejemplo la ruta que va desde Vernazza a Monterrosso. Un paseo para disfrutar de la naturaleza y relajarse.

    Si tenéis suerte y, a diferencia de en España, brilla el sol podréis incluso remojar los pies en una de las "playas improvisadas" donde turistas y autóctonos plantan la toalla en la roca y aprovechan los huecos escavados en la pared de los acantilados por el agua salada.

  • BRETAÑA FRANCESA:

    ¡Hay que ver qué bonita es la Bretaña francesa! Estamos seguros que una vez que hayas recorrido varios de sus pueblos de ensueño no sabrás con cuál quedarte.

    Uno de los símbolos más representativos de esta región es el Monte Saint Michel. Mantén los ojos bien abiertos mientras vas a su encuentro ya que sin darte apenas cuenta emergerá entre el paisaje, imponente, como una reminiscencia de algún sueño pasado. Detened el coche un momento para admirar la vista. Así podréis apreciar la combinación homogénea que presenta la piedra natural y la que forma el castillo que se alza sobre el monte, creando una simbiosis en la que cuesta diferenciar donde empieza una y donde acaba otra.

    Viajaremos al norte para encontrar la ciudad corsaria de Saint Malo, rodeada arena y custodiada por enormes muros en los que se encierra un lugar donde merece la pena descubrir cada rincón. Después de hacer una visita al puerto, subid a la muralla para poder obtener una imagen espléndida de la bahía ¿Qué te parece ahora un romántico paseo a orillas del río? En Fougeres podréis disfrutar de una agradable ruta siguiendo el curso del río Nançon, admirando la maravillosa estampa que forman sus casas de cuento y su enorme castillo medieval presidiendo el conjunto.

  • Toca perderse por las empedradas y estrechas callejuelas de Dinan desde donde admirar sus históricas casas que muestran el orgullo de sus habitantes por lo que fueron y lo que son ahora. Además de su arquitectura y sus parajes, una de las mejores cosas que encontramos en esta región es la sensación de sentirse como en casa que ofrece el trato con sus habitantes. La otra, es la magnífica cocina que encontramos en cada uno de sus lugares. No en vano, su arte culinario es conocido a nivel mundial. Mientras que vais por las calles os costará no hacer más de una parada en alguna de sus famosas creperies.

    Os costará decidiros ante la enorme lista de ingredientes con las que rellenar vuestros crepes. Aunque, ya os decimos, que aquí, en la Bretaña, te gustarán aunque sea únicamente con mantequilla. Probad también sus galettes, muy parecidas a los crepes pero saladas debido a la harina sarracena con las que se elaboran. Esto permite que puedan comerse como un plato principal rellenas con huevo, jamón, espinacas, queso... tú decides.

  • LISBOA:

    Si aborreces los viajes largos y te has propuesto no gastar mucho en vacaciones, este es tu sitio. Su cercanía es sólo uno de los muchos atributos que hacen de Lisboa una ciudad que merece la pena conocer. Una vez que os encontréis en el corazón de la ciudad lusa, visitad el Castelo de San Jorge. Desde sus atalayas obtendréis una visión panorámica de la ciudad. No os podéis perder tampoco su famosa Plaza del Comercio, abrazada por edificios aportalados de tejado rojo y fachada amarilla y un majestuoso arco en piedra que crean un conjunto magnífico a la vista. Desde aquí, surge la principal calle comercial de Lisboa, La Rua Augusta, donde a pesar de su ubicación, podréis tomar un café sin dejaros el sueldo.

    Más a las afueras encontramos el Monasterio de los Jerónimos, al que es posible acceder incluso en fin de semana, y la torre de Belem, otro de los monumentos lusos más fotografiados. A pocos metros, podréis hacer un alto en el camino en uno de los establecimientos más famosos y antiguos de la ciudad. No hay mejor lugar para probar los conocidos pasteles de belem, típicos de la ciudad y del país. A día de hoy, la fórmula exacta con la que se elaboran estos deliciosos pastelitos sigue siendo un secreto de los propietarios que regentan esta pastelería.

    A la hora de moveros por la ciudad, aunque os resulte sorprendente, los taxis no resultan excesivamente caros. Menos cómodos pero más típicos son sus característicos tranvías de color amarillo, muy buena idea si queremos evitar alguna de las empinadas cuestas que salpican la ciudad.

  • Si quieres sorprender a tu pareja, llévala a cenar a uno de los restaurantes cercanos al Tajo,en un ambiente íntimo y vistas nocturnas increíble. Y como colofón, un concierto de Fado en directo, típico de las raíces portuguesas.

    ¿Pasáis de planes romanticones? Probad con alguno de los pintorescos locales ubicados en el Bairro Alto. El ambiente de esta zona cambia radicalmente del día a la noche, cuando turistas y lisboetas acuden a sus bares a tomar algo. Si os va más lo de salir "de tranquis", id a la zona de La Bica y si preferís un ambiente universitario, salid a dar una vuelta por Santos y Alcántara. Si se os queda corta la noche cuando estos establecimientos echen el cierre podéis ir a la conocida coloquialmente como "alfombra roja" con varias discotecas en las que encontraréis música de todos los estilos.

  • ¿Estamos al comienzo de la Semana Santa y aún no has decidido que hacer?. ¿Huyes de planes de playa a precios desorbitantes y con enormes colas para todo?.

    En BRUNCH MAGAZINE te proponemos cuatro planes que aún estás a tiempo para hacer y par los que cuatro días son suficientes. Lugares donde podrás relajarte y disfrutar del entorno a partes iguales. Cuatro lugares de los que ya has oído pero que igual ya va siendo hora que veas. Cuatro lugares para que desconectes del mundo, singulares e interesantes para que vuelvas de tus vacaciones con una sonrisa enorme y cargado de energía.

    ¡Haz las maletas que nos vamos!.

  • CROACIA:

    El destino perfecto para aquellos que quieran huir de la urbe y perderse en la naturaleza. Y es que Croacia enamora. Bañada por el Adriático, la tierra de las mil islas ofrece a sus visitantes calas desiertas de aguas turquesa, parques naturales, ciudades medievales con siglos de historia en cada piedra, gastronomía y mucha, mucha cultura.

    Una de estas joyas arquitectónicas es el Palacio Diocleciano, ubicado en el centro histórico de Split. Un lugar que rebosa vida y variedad con el continuo ir y venir de los ferrys. Coged uno de ellos para descubrir la encantadora isla de Hvar. Tan impronunciable como sorprendente, en esta isla parece que el tiempo ha pasado de largo sin dejar huella y si no fuera por los smartphones y los palos selfie de los viajeros costaría creer que nos encontramos en pleno siglo XXI. Disfrutad de un tranquilo paseo por sus callejuelas y plazas a orillas del mar. Aquí también podréis comprar uno de los regalos más típicos de Croacia, realizados por artesanos de la zona con la lavanda como ingrediente común. Desde cremas hasta bolsitas aromáticas para el armario. Si lo que os va es la aventura, es posible alquilar una pequeña embarcación y convertiros en los amos y señores de alguno de sus islotes de aguas cristalinas, al menos por unas horas. Y al atardecer, para acabar bien el día, un mojito en una de las hamacas de la playa de Bol, en un ambiente chill out.

  • Visita obligada también merece Duvrovnik, la "perla del Adriático", prueba inequívoca de la gran belleza que ofrece esta tierra. Al sur de la costa croata, esta ciudad de piedra permite que los turistas que cruzan sus muros puedan remontarse a la Edad Media. Los más seriéfilos reconocerán algunos de los escenarios utilizados en Juego de Tronos para recrear Desembarco del Rey.

    Aunque dejamos lo mejor para el final... Los lagos de Plitvice son, sin duda, el lugar más espectacular de toda Croacia. Un manto de aguas cristalinas sobre las que es posible caminar gracias a los pequeños puentes de madera que atraviesan los lagos y con los que es posible adentrarte en el paisaje. Aquí, donde agua y tierra se confunden, las prisas, el estrés y las preocupaciones desaparecen.

  • CINQUE TERRE:

    Quizá el rincón más coqueto de la Ligurie, Cinque Terre se presenta como un destino ideal para visitar en Semana Santa. No os preocupéis porque tendréis tiempo de sobra para visitar estos cinco acogedores pueblecitos de alma pesquera, a cual más encantador. Casas de numerosas formas y tamaños se encaraman a los acantilados sin orden aparente dando forma a un lienzo colorido en contraste con la negrura de la piedra y el intenso azul del mar.

    Te recomendamos que empecéis vuestra visita en Riomaggiore y hagáis la primera parada en Manarola para comer. Tranquilo, las empinadas cuestas que tanto atractivo arrojan a estas localidades harán trabajar vuestras piernas y evitarán que os remuerda la conciencia si os regaláis una buena comilona. Como no podía ser de otra manera, la pesca, modo de vida de estas localidades desde sus inicios, es el ingrediente estrella de la gastronomía en estos lugares. Prueba el pescado de la zona al horno. Incluso si eres un carnívoro empedernido y sólo comes pescado en los chiringuitos de la playa, te gustará. Y de primero, unos gnocci o fetuccini al pesto, cuyo lugar originario lo encontramos a tan sólo pocos kilómetros, en la ciudad de Génova. También puedes optar por una mezcla de ambos: spaguetti al frutto di mare, con mejillones, almejas y una salsa para morirse del gusto.

  • Para moveros de un lugar a otro podréis coger el tren o incluso el ferry. También es posible ir a pie por los senderos que rodeando la linde de tierra conectan varios de ellos, como por ejemplo la ruta que va desde Vernazza a Monterrosso. Un paseo para disfrutar de la naturaleza y relajarse.

    Si tenéis suerte y, a diferencia de en España, brilla el sol podréis incluso remojar los pies en una de las "playas improvisadas" donde turistas y autóctonos plantan la toalla en la roca y aprovechan los huecos escavados en la pared de los acantilados por el agua salada.

  • BRETAÑA FRANCESA:

    ¡Hay que ver qué bonita es la Bretaña francesa! Estamos seguros que una vez que hayas recorrido varios de sus pueblos de ensueño no sabrás con cuál quedarte.

    Uno de los símbolos más representativos de esta región es el Monte Saint Michel. Mantén los ojos bien abiertos mientras vas a su encuentro ya que sin darte apenas cuenta emergerá entre el paisaje, imponente, como una reminiscencia de algún sueño pasado. Detened el coche un momento para admirar la vista. Así podréis apreciar la combinación homogénea que presenta la piedra natural y la que forma el castillo que se alza sobre el monte, creando una simbiosis en la que cuesta diferenciar donde empieza una y donde acaba otra.

    Viajaremos al norte para encontrar la ciudad corsaria de Saint Malo, rodeada arena y custodiada por enormes muros en los que se encierra un lugar donde merece la pena descubrir cada rincón. Después de hacer una visita al puerto, subid a la muralla para poder obtener una imagen espléndida de la bahía ¿Qué te parece ahora un romántico paseo a orillas del río? En Fougeres podréis disfrutar de una agradable ruta siguiendo el curso del río Nançon, admirando la maravillosa estampa que forman sus casas de cuento y su enorme castillo medieval presidiendo el conjunto.

  • Toca perderse por las empedradas y estrechas callejuelas de Dinan desde donde admirar sus históricas casas que muestran el orgullo de sus habitantes por lo que fueron y lo que son ahora. Además de su arquitectura y sus parajes, una de las mejores cosas que encontramos en esta región es la sensación de sentirse como en casa que ofrece el trato con sus habitantes. La otra, es la magnífica cocina que encontramos en cada uno de sus lugares. No en vano, su arte culinario es conocido a nivel mundial. Mientras que vais por las calles os costará no hacer más de una parada en alguna de sus famosas creperies.

    Os costará decidiros ante la enorme lista de ingredientes con las que rellenar vuestros crepes. Aunque, ya os decimos, que aquí, en la Bretaña, te gustarán aunque sea únicamente con mantequilla. Probad también sus galettes, muy parecidas a los crepes pero saladas debido a la harina sarracena con las que se elaboran. Esto permite que puedan comerse como un plato principal rellenas con huevo, jamón, espinacas, queso... tú decides.

  • LISBOA:

    Si aborreces los viajes largos y te has propuesto no gastar mucho en vacaciones, este es tu sitio. Su cercanía es sólo uno de los muchos atributos que hacen de Lisboa una ciudad que merece la pena conocer. Una vez que os encontréis en el corazón de la ciudad lusa, visitad el Castelo de San Jorge. Desde sus atalayas obtendréis una visión panorámica de la ciudad. No os podéis perder tampoco su famosa Plaza del Comercio, abrazada por edificios aportalados de tejado rojo y fachada amarilla y un majestuoso arco en piedra que crean un conjunto magnífico a la vista. Desde aquí, surge la principal calle comercial de Lisboa, La Rua Augusta, donde a pesar de su ubicación, podréis tomar un café sin dejaros el sueldo.

    Más a las afueras encontramos el Monasterio de los Jerónimos, al que es posible acceder incluso en fin de semana, y la torre de Belem, otro de los monumentos lusos más fotografiados. A pocos metros, podréis hacer un alto en el camino en uno de los establecimientos más famosos y antiguos de la ciudad. No hay mejor lugar para probar los conocidos pasteles de belem, típicos de la ciudad y del país. A día de hoy, la fórmula exacta con la que se elaboran estos deliciosos pastelitos sigue siendo un secreto de los propietarios que regentan esta pastelería.

    A la hora de moveros por la ciudad, aunque os resulte sorprendente, los taxis no resultan excesivamente caros. Menos cómodos pero más típicos son sus característicos tranvías de color amarillo, muy buena idea si queremos evitar alguna de las empinadas cuestas que salpican la ciudad.

  • Si quieres sorprender a tu pareja, llévala a cenar a uno de los restaurantes cercanos al Tajo,en un ambiente íntimo y vistas nocturnas increíble. Y como colofón, un concierto de Fado en directo, típico de las raíces portuguesas.

    ¿Pasáis de planes romanticones? Probad con alguno de los pintorescos locales ubicados en el Bairro Alto. El ambiente de esta zona cambia radicalmente del día a la noche, cuando turistas y lisboetas acuden a sus bares a tomar algo. Si os va más lo de salir "de tranquis", id a la zona de La Bica y si preferís un ambiente universitario, salid a dar una vuelta por Santos y Alcántara. Si se os queda corta la noche cuando estos establecimientos echen el cierre podéis ir a la conocida coloquialmente como "alfombra roja" con varias discotecas en las que encontraréis música de todos los estilos.

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