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CRYSTAL CRUISES, UN PASO MÁS ALLÁ DE EN LOS VIAJES DE LUJO

  • Dicen que viajar es un placer, pero seamos realistas: cuando tienes que levantarte a las 4 de la mañana para coger un vuelo en el que vas hacinado, en el que te cobran un potosí por un sándwich frío-casi-congelado mientras el personal de a bordo utiliza la megafonía del avión como si estuviera presentando La Tienda en Casa... pues mira, no. Ha habido viajes que rozaban lo infrahumano en los que casi hubiera preferido que me clavaran alfileres bajo las uñas.

    Y es que la globalización tendrá cosas buenas, pero si hay algo a lo que le ha hecho flaco favor es al mundo viajes: Que si, que si el viajar no se hubiera democratizado posiblemente no conoceríamos tantos destinos ni habríamos podido escudriñar los confines del mundo con sueldos de mileuristas, pero a veces me pregunto si el selfie con el monumento de turno compensa la incomodidad que nos ha acompañado hasta llegar allí... y la respuesta siempre es NO.

    Menos mal que en el mundo de los viajes todavía quedan Shangri-Las, oasis que te permiten seguir imaginando formas de descubrir el mundo que no son sueños sino realidades. Esos paraísos tienen un rey, y ese rey un nombre: Crystal Cruises. Desde que descubrí la compañía, cuando visualizo mi futuro ideal es siempre a bordo de una de sus naves. El lujo jamás alcanzó tan alta expresión en eso de viajar, y mi percepción de un crucero nuca volverá a ser la misma.

  • Crystal Cruises no necesita tarjeta de presentación: Lleva 23 años siendo elegida "La Mejor Compañía de Cruceros del Mundo", aunque el título se queda corto porque no ofrecen sólo viajes, sino experiencias exclusivas en las que el lujo se eleva a la enésima potencia en instalaciones, rutas, servicios... Viajar con ellos es más que un placer, es un arte: Olvídate del crucero con siete restaurantes, bingo, bolera, jacuzzis superpoblados y zona de tiendas para regresar al formato bon vivant sin estrecheces, en el que tu camarote nada tiene que envidiar a la habitación de un hotel de cinco estrellas, un crucero marítimo o fluvial (si eres más de agua dulce) en el que no tendrás que llevar una incómoda pulsera de plástico ni pegarte madrugones infernales para irte de excursión en autocar: tu plan en puerto será el que tú decidas gracias a su servicio de concierge tailor made.

    También vivirás como un rey, y comerás y beberás como tal: todo esto en petit comité, porque el lujo debe ser compartido, pero nunca masivo. Pero si eres un lobo (de mar) solitario, puedes apostar por un formato más pequeño: Crystal Yatch Cruises, con el que podrás acceder a los paraísos más recónditos y explorarlos en el mini-submarino de tres plazas que el barco pone a disposición de sus pocos pasajeros.

  • Pero si hay un formato que me quita el sentido y me ha hecho comprar lotería de navidad por primera vez en mi vida es Crystal Air Cruises: Navegar por el aire dando la vuelta al mundo o recorriendo tramos de cualquiera de sus atractivas rutas, en un avión convertido en el penthouse más alto del planeta que reparte sus dormitorios en los hoteles Península de las diferentes en las que hace escala. Al aterrizar, un coche a tu disposición dispuesto a cumplir todos tus deseos, tengan el precio que tengan.

    También ofrecen la versión más privada en jet (Crystal Luxury Air), reservada sólo para esos pocos que puedan costearse el más exclusivo paseo por las nubes. Sueño con ello.

  • De todas formas, si me tocara ese décimo de Lotería navideña que cada mañana miro con el fervor de una beata y en el que proyecto mi futuro ideal, me veo siendo propietaria de un trocito de Crystal Cruises gracias al nuevo proyecto de la compañía, que incluye apartamentos itinerantes en propiedad a bordo de sus increíbles barcos. Crystal Residences es un producto que te permite disfrutar (o explotar) un hogar en cada puerto. Sólo tienes que seguir su ruta y comunicar a la compañía en que momento quieres darte un break; ellos se encargan de recogerte donde estés para llevarte a tu refugio flotante, y también de todo lo demás. De todo menos de lo de un novio en cada puerto, que hay lujos que ya son cosa tuya ;-).

    Si eres más de vacaciones estáticas, no te pierdas nuestro especial HOTELES PARA NO SALIR

  • Dicen que viajar es un placer, pero seamos realistas: cuando tienes que levantarte a las 4 de la mañana para coger un vuelo en el que vas hacinado, en el que te cobran un potosí por un sándwich frío-casi-congelado mientras el personal de a bordo utiliza la megafonía del avión como si estuviera presentando La Tienda en Casa... pues mira, no. Ha habido viajes que rozaban lo infrahumano en los que casi hubiera preferido que me clavaran alfileres bajo las uñas.

    Y es que la globalización tendrá cosas buenas, pero si hay algo a lo que le ha hecho flaco favor es al mundo viajes: Que si, que si el viajar no se hubiera democratizado posiblemente no conoceríamos tantos destinos ni habríamos podido escudriñar los confines del mundo con sueldos de mileuristas, pero a veces me pregunto si el selfie con el monumento de turno compensa la incomodidad que nos ha acompañado hasta llegar allí... y la respuesta siempre es NO.

    Menos mal que en el mundo de los viajes todavía quedan Shangri-Las, oasis que te permiten seguir imaginando formas de descubrir el mundo que no son sueños sino realidades. Esos paraísos tienen un rey, y ese rey un nombre: Crystal Cruises. Desde que descubrí la compañía, cuando visualizo mi futuro ideal es siempre a bordo de una de sus naves. El lujo jamás alcanzó tan alta expresión en eso de viajar, y mi percepción de un crucero nuca volverá a ser la misma.

  • Crystal Cruises no necesita tarjeta de presentación: Lleva 23 años siendo elegida "La Mejor Compañía de Cruceros del Mundo", aunque el título se queda corto porque no ofrecen sólo viajes, sino experiencias exclusivas en las que el lujo se eleva a la enésima potencia en instalaciones, rutas, servicios... Viajar con ellos es más que un placer, es un arte: Olvídate del crucero con siete restaurantes, bingo, bolera, jacuzzis superpoblados y zona de tiendas para regresar al formato bon vivant sin estrecheces, en el que tu camarote nada tiene que envidiar a la habitación de un hotel de cinco estrellas, un crucero marítimo o fluvial (si eres más de agua dulce) en el que no tendrás que llevar una incómoda pulsera de plástico ni pegarte madrugones infernales para irte de excursión en autocar: tu plan en puerto será el que tú decidas gracias a su servicio de concierge tailor made.

    También vivirás como un rey, y comerás y beberás como tal: todo esto en petit comité, porque el lujo debe ser compartido, pero nunca masivo. Pero si eres un lobo (de mar) solitario, puedes apostar por un formato más pequeño: Crystal Yatch Cruises, con el que podrás acceder a los paraísos más recónditos y explorarlos en el mini-submarino de tres plazas que el barco pone a disposición de sus pocos pasajeros.

  • Pero si hay un formato que me quita el sentido y me ha hecho comprar lotería de navidad por primera vez en mi vida es Crystal Air Cruises: Navegar por el aire dando la vuelta al mundo o recorriendo tramos de cualquiera de sus atractivas rutas, en un avión convertido en el penthouse más alto del planeta que reparte sus dormitorios en los hoteles Península de las diferentes en las que hace escala. Al aterrizar, un coche a tu disposición dispuesto a cumplir todos tus deseos, tengan el precio que tengan.

    También ofrecen la versión más privada en jet (Crystal Luxury Air), reservada sólo para esos pocos que puedan costearse el más exclusivo paseo por las nubes. Sueño con ello.

  • De todas formas, si me tocara ese décimo de Lotería navideña que cada mañana miro con el fervor de una beata y en el que proyecto mi futuro ideal, me veo siendo propietaria de un trocito de Crystal Cruises gracias al nuevo proyecto de la compañía, que incluye apartamentos itinerantes en propiedad a bordo de sus increíbles barcos. Crystal Residences es un producto que te permite disfrutar (o explotar) un hogar en cada puerto. Sólo tienes que seguir su ruta y comunicar a la compañía en que momento quieres darte un break; ellos se encargan de recogerte donde estés para llevarte a tu refugio flotante, y también de todo lo demás. De todo menos de lo de un novio en cada puerto, que hay lujos que ya son cosa tuya ;-).

    Si eres más de vacaciones estáticas, no te pierdas nuestro especial HOTELES PARA NO SALIR

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