Esta semana, los medios se hacían eco de las polémicas declaraciones de Alexandra Shulman, directora de Vogue UK durante los últimos 20 años, en una entrevista con la cantante Lily Allen para la cadena BBC. Esa mujer, que luce bien distinta de sus colegas como la Wintour o Ana Dello Russo y parece más la madre de familia que vive en la puerta de al lado que una de las "popes" de la moda mundial, defendió el uso de mujeres bellas, delgadas y retocadas en su revista alegando que "la gente no quiere ver mujeres reales en la portada". Mientras, al otro lado del charco, la edición americana de su revista y también Glamour le han dado en los últimos meses sendas portada a Lena Dunham, alma mater de la archipremiada serie "Girls" y mujer de gran talento para lo suyo... pero lo de guapa y flaca, como que no.
Si en mi mente intento unir las declaraciones de la Shulman y la imagen de la actriz, mi cerebro empieza a hacer cortocircuito... Que Lena Dunham no es una mujer normal lo tengo claro: a sus 27 años ha logrado poner patas arriba la televisión americana con una serie que escribe, produce, dirige y protagoniza (ahí es nada), y se ha convertido en un auténtico icono de su generación. Pero lo que no consigo, por muchas vueltas que le doy, es verla irreal. Me encantaría que Alexandra Shulman fuera de verdad la madre de familia de la puerta de al lado que parece, y con la excusa de pedirle sal, pedirle también que me explicara qué es para ella una mujer real... porque para mi Lena Dunham lo es como la vida misma. Y Ana Wintour le ha dado una portada. Y Glamour, tres.