La manera sencilla, sutil y etérea que tienen de concebir la vida los japoneses es algo que cada día gana más adeptos en nuestra cultura europea. Un ejemplo de su buen hacer es la encuadernación japonesa, un arte cuya belleza se encuentra en el proceso de realización del libro, ligado a la contemplación y a la excelencia que se le da a los pequeños detalles.
Y para los amantes del libro y lo oriental, el próximo 12 de mayo La Fábrica, de mano de la fotógrafa Amelia García, organiza un taller de iniciación a esta técnica milenaria. Durante 4 horas el alumno practicará los cosidos básicos japoneses Kangxi, Kikko Toji o concha de tortuga y Asa no ha Toji u hoja de cáñamo.
Amelia García (Murcia, 1990) es una fotógrafa entusiasta del papel y los libros, habiendo editado "Querido" su primer fotolibro hace menos de un año. Ella nos cuenta en primera persona algunas curiosidades sobre este arte oriental:
¿Desde cuándo practicas encuadernación? ¿Qué fue lo que te llevó a tomar clases?
La encuadernación fue una manera de poder poner mis fotografías en conjunto. Hace cuatro años que empecé a hacer mis cosidos en casa y así dar a mis proyectos una dimensión editorial. Empecé en el taller por un mes para encuadernar un trabajo de clase, tres años después sigo asistiendo a clases. La encuadernación engancha, siempre hay algo nuevo que aprender y que perfeccionar. En la escuela donde yo encuaderno hay gente que lleva más de 30 años como alumno, para mi también ellos son mis profesores también.