Una de las principales virtudes del arte es que permite trabajar con distintos niveles de tiempo en una misma superficie. El pasado puede meterle mano al presente haciendo guiños coquetos al futuro y sus misterios. Algo de este ovillo complejo de temporalidades lo encontramos en los increíbles paisajes digitales del argentino Alejandro Burdisio, aka Burda, escenas flotantes en las que el automóvil es el protagonista y en donde la parte disfuncional del progreso se presenta a cara descubierta.
Vehículos de todas las épocas (desde el clásico Citroen 2CV o el FIAT 500 hasta viejos tranvías, camiones de carga o los rústicos autobuses argentinos Chevy) circulan entre cableados, nubes, estaciones de servicio, luces de neón, motores o turbinas, en un cielo casi siempre vestido de color ceniza. El veterano dibujante argentino recrea con su maestría digital un universo distópico de chatarra en el que la imagen del porvenir se encuentra literalmente en el aire.